miércoles, 6 de abril de 2016

SELECCIÓN DE POESÍAS DE AUTORES DE LA GENERACIÓN DEL 27: RAFAEL ALBERTI

RAFAEL ALBERTI

En su variadísima y extensa obra poética pueden distinguirse cuatro etapas: la primera, neopopularista (influencia de la copla andaluza, la lírica tradicional…); la segunda, vanguardista; la tercera, políticamente comprometida; la cuarta, su poesía durante el exilio, en el que trata la añoranza del país perdido entre otros muchos temas.



Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marindera:
sobre el corazón el ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
………………………….

Desahucio

Ángeles malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.

Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.

De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.

Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.

Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa,
dime,
qué ángeles malos, crueles,
quieren de nuevo alquilarla?

Dímelo.
……………………………

Hace falta estar ciego

Hace falta estar ciego
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
sin participación en los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado
sombrío de la Tierra.
Hace falta querer ya en vida ser pasado,
obstáculo sangriento,
cosa muerta,
seco olvido.
………………………………..
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que el calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)
…………………………..
Federico
Voy por la calle del Pinar
para verte en la Residencia.
Llamo a la puerta de tu cuarto.
Tú no estás.

Federico.
Tú te reías como nadie.
Decías tú todas tus cosas
como ya nadie las dirá.
Voy a verte a la Residencia.
Tú no estás.

Federico.
Por estos montes del Aniene
tus olivos trepando van.
Llamo a sus ramas con el aire.

Tú si estás.

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